viernes, 3 de octubre de 2008

3a. Sección - El amor es una canción que no deja de sonar

3a. Sección
El amor es una canción que no deja de sonar. El amor nos conmueve, nos mueve, y nos remueve: como un canto eterno que en nuestro corazón evoca la majestad del bien y de la belleza, y nos lleva al silencio.

En el recogimiento de la vida interior, que crea, esta escucha modela nuestra libertad en la verdad. Con candente suavidad, nos eleva a los hombres por encima de todo lo creado.


(Se puede escuchar esta canción, haciendo click sobre el enlace con el botón derecho del mouse para abrir una ventana o pestaña nueva).

No tengo nada,
y tampoco me preocupo por tener,
porque mañana sabe Dios
en qué lugar me encontraré.
No tengo nada, y sin embargo
sigo andando por el mundo,
porque andando soy feliz.
Así he nacido. Vivo así.
Y moriré sin tener nada.
Nada. Nada. Nada.
Soy amigo de la luna:
Ella sabe de mi andar.
Las estrellas muchas veces
escucharon mi canto…
No tengo nada.

Tiene plena conciencia de que todo lo que posee es recibido; no se siente dueño de nada.
En las noches de la más completa indigencia dis­frutó su libertad porque no había puesto su corazón en las cosas. No se atará ahora a ellas ni las perse­guirá.
Por mucho que han cambiado las condiciones de su vida, él sigue andando y definiéndose rotun­damente como pobre, más allá de cualquier apa­riencia, hasta la muerte.
Se siente constantemente en las manos de Dios, quien solo sabe adón­de lo lleva.
Su corazón entona siempre el mismo canto.

3.2. YO VIVO A LA BUENA DE DIOS
(Se puede escuchar esta canción, haciendo click sobre el enlace con el botón derecho del mouse para abrir una ventana o pestaña nueva).

Yo vivo a la buena de Dios.
No tengo fronteras ni hogar.
Yo sigo el camino del sol,
compartiendo el vino
me gusta sentir el amor.

Yo vivo a la buena de Dios.
Me gustan los montes y el mar.
La lluvia me da su canción,
la tierra su trigo cuando ya está en flor.

Yo voy por el mundo,
soy un vagabundo;
le canto a la vida, le canto al amor.

Yo sigo el camino,
busco mi destino;
Soy hermano del viento y del sol.

Yo vivo a la buena de Dios.
Yo soy como el río que va.
Dejé mil caminos atrás.
Vivir como vivo es mi felicidad.

Vive a la buena de Dios: sin artificios ni malicia, con confianza y sencillez, sin apegarse a nada.
Disfruta de la fiesta, igual que de los pai­­sa­jes que aquietan, o llevan la vis­ta lejos: que favo­re­cen el recogi­miento.
Como el río que va, su vida progresa supe­rando obs­­tá­­­culos para ajus­tarse a su senda: de­jan­do miles de caminos atrás.
Por esta docilidad, encuentra su destino y su felicidad. Y en el medio del mundo se siente hermano del viento y del sol.


3.3. SIEMPRE ESTOY ENAMORADO
(Se puede escuchar esta canción, haciendo click sobre el enlace con el botón derecho del mouse para abrir una ventana o pestaña nueva).

Le canto a la vida, le canto al amor.
Le canto a la lluvia, también le canto al sol.
Les canto a los campos cuando al florecer,
tienen la frescura del amanecer.

Voy por el mundo cantando mis canciones.
Son las canciones que nacen del amor.

Siempre estoy enamorado.
Enamorado, enamorado del amor.

Les canto a los niños, les canto a las flores,
le canto a la gente canciones de amor.
Le canto al amigo, y le canto a Dios;
les canto a las madres, su tierna canción.

Voy por el mundo cantando mis canciones.
Son las canciones que nacen del amor.

Siempre estoy enamorado.
Enamorado, enamorado del amor.


Les canta a la vida y al amor, que se entre­lazan en todas las alternativas de la existencia humana.
El amor que lo enamora es el amor de Dios: fuente del amor que da vida, y nos hace penetrar en su esencia, que es esa misma vida.
Porque viene de Dios y se dirige a Él, el amor tras­pasa el límite entre lo visi­ble y lo in­visi­ble, y nos abre un pano­rama donde lo gran­de se revela en lo pe­queño, lo pro­di­gioso en lo natu­ral, lo espiri­tual en lo mate­rial.
Las realidades que esconden promesas de plenitud, como el amanecer y los cam­pos flore­ci­dos, o expresan la con­­­so­­­­nancia de las cosas, como la llu­via y el sol—que se com­­­binan para sustentar la vida— inspiran su canto, que pro­clama la armonía.
(Unidad-JTG)


3.4. GRACIAS A DIOS
(Se puede escuchar esta canción, haciendo click sobre el enlace con el botón derecho del mouse para abrir una ventana o pestaña nueva).

Gracias a Dios
por las flores, por el viento,
por las cosas que yo siento,
porque tengo tanto amor.
Gracias a Dios
por la luz del nuevo día,
por mi dicha, la alegría,
por la lluvia, por el sol.
Gracias a Dios
por la gente que se quiere,
por la fe que nunca muere,
por los niños y el amor.
Gracias a Dios
por el beso de las madres,
por el canto de las aves,
por el trigo que está en flor.
Gracias a Dios
por el pan de cada día,
mis amigos, la poesía,
la ternura del amor.
Gracias a Dios
por los campos que florecen;
porque he visto muchas veces
la sonrisa del amor.
Al echar una mirada sobre sí mismo y la rea­lidad cir­cundante, irrumpe en un canto de acción de gracias.
Le agradece a Dios por la efusión de sus senti­mientos y los de los otros, que en su interacción con la natu­raleza —be­lla y pro­vi­dente—, la llevan a su pleni­tud y hacen que el cora­zón se eleve gozosa y natu­ralmente a Él, espon­tánea­mente cap­tado como el origen de todo bien y mere­cedor de todo reco­­no­­cimiento.
Siente que su optimismo está bien fundado; que no está solo en su camino. Su corazón vigila y canta.

3.5. ME GUSTA SER COMO SOY
(Se puede escuchar esta canción, haciendo click sobre el enlace con el botón derecho del mouse para abrir una ventana o pestaña nueva).

Me gusta ser como soy, qué más se puede pedir.
Yo encuentro por donde voy una sonrisa feliz;
tengo el cariño sincero de la gente que quiero,
así da gusto vivir.

La vida a mí me enseñó a conocer la verdad:
que sólo con el amor se logra felicidad;
Y lo demás es pequeño, es fugaz como un sueño,
si no aprendés a amar.

Soy feliz porque la vida me ha enseñado a valorar
el cariño verdadero y la amistad.
Muchas veces nos llenamos de tristeza sin razón,
por vivir sin amor.

Nunca me siento vencido,
siempre encuentro un amigo que me da su calor.
Muchas veces nos sentimos derrotados sin razón,
por vivir sin amor.

La vida a mí me enseñó a conocer la verdad:
que sólo con el amor se logra felicidad;
Y lo demás es pequeño, es fugaz como un sueño,
si no aprendés a amar.

Me gusta ser como soy,
Por mi manera de ser:
Porque aprendí a querer,
Porque creí siempre en Dios.

Por la amistad y el amor:
Porque aprendí a perdonar,
Porque no siento maldad,
Me gusta ser como soy.

Está contento porque conoce la verdad: que el amor es el funda­mento de la felicidad que perma­nece.
Su alegría es firme y conta­giosa: no se puede pedir más.
El amor, que es la única riqueza verdadera, es un re­cur­so ina­go­table. Es bálsamo y combustible, como un aceite que en nuestro inte­rior aviva la conciencia y nos mantiene atentos y disponibles a las mociones del espí­ritu.
La prudencia, la franqueza y la reciedumbre lo acompañan. Sus frutos son de paz y de alegría: nos hace com­prender las cosas como son y comunicar­nos con la gente; su ardiente suavidad pone orden en nues­tras prioridades y alivia toda tris­teza y desá­nimo.

3.6. EL AMOR ES UNA CANCION QUE NO DEJA DE SONAR







El amor es una canción que no deja de sonar.
Es la inmensidad del cielo azul. Es el mar.

El amor es una canción. Tiene notas de color.
En la lluvia, en el amanecer, siempre está el amor.

Una música sonó, era tu voz cuando llegaste a mí.
De repente descubrí un mundo nuevo, muy feliz.

El amor es una canción: de alegría, de ilusión.
Puede ser también tristeza. Puede ser dolor.


La continuidad del cielo, inmenso y por eso mismo cer­cano, y todas las caden­cias de la naturaleza, que nos comu­nican su sentido, pro­claman con sus acor­des el amor que sostiene a la creación.
En el recogimiento de la vida interior, que crea, esta escucha modela nuestra libertad en la verdad y nos eleva a los hombres por encima de todo lo creado.
El amor dilata el horizonte, agrega una nueva dimen­sión a las cosas, que trans­for­ma su valor, y despliega toda su fuerza en el dolor.

3.7. MI BARCO DE PAPEL
(Se puede escuchar esta canción, haciendo click sobre el enlace con el botón derecho del mouse para abrir una ventana o pestaña nueva).

Sentado en la vereda hago un barco de papel;
estoy pensando en irme por el mundo a recorrer.
Son tantas ilusiones las que tengo que llevar,
que solo siento miedo con mi barco a naufragar.

Pero pienso que en la vida
uno tiene que arriesgar,
porque nadie te da nada
si no sales a buscar.

Ya falta poco, voy a partir.
Quiero que el mundo sepa de mí.
Tengo los ojos llenos de fe.
Siempre habrá tiempo para volver.

Sentado en la vereda ya mi barco terminé.
Ahora por el mundo yo me largo a recorrer.
Me llevo ilusiones y recuerdos de mi ayer;
me llevo la sonrisa que a una niña le robé.

Sus sueños le parecen temerarios. Lo desbor­dan. Es tanto lo que desea abarcar que siente que solo no podrá llegar tan lejos como quisiera.
Pero sus temores no lo desaniman. Piensa que si no se arriesga a creer en sus sueños —aun aquellos que parecen im­po­sibles— no podrá hacerlos realidad. Su deter­minación es fir­­me, con­fiada, generosa; tan lejos de la precipitación como de la apatía.
Tiene como impulso los ideales y los recuerdos de su ayer, que lo han traído hasta acá, y la simpatía que despiertan sus can­­ciones.

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